Es verdad
que en el momento en el que un libro es adaptado para una película, hay muchas
cosas que cambian y en muchas ocasiones, para mal, otras para bien. Evidentemente, la cuestión
en si acusa una peligrosa simpleza pero también es cierto, que no le falta
parte de verdad. ¿Qué es mejor, un libro o una película? A veces está claro que
el libro y otras, la película. No obstante, habría que partir de un indicio primordial;
un libro es una cosa y una película otra muy distinta. Esto puede parecer una
obviedad pero a la vista está que no lo es tanto cuando todavía hoy hay quien
debate abierta y extensamente sobre esta problemática.
El cine y la literatura se diferencian, fundamentalmente, en dos cuestiones; la forma y la extensión. La forma del cine es la imagen, la de los libros la escritura. La extensión de un film no debería (atención ¿eh?, debería) sobre pasar las dos horas de duración. La de un libro puede rondar tranquilamente las 600 o 700 páginas que no pasa nada. Un libro se lee en varios días. Una película se ve de un tirón. De este modo, los valores de una película no tienen casi nada que ver con los de un libro. Una prosa fluida y una cuidada presentación y evolución de sus personajes, no se puede, ni se debe comparar con los de una película, que deben desarrollar la misma idea en dos horas. ¿Es entonces un libro mejor que una película porque el libro dispone de más espacio para desarrollar ideas y personajes?
Sin
embargo, hay quienes consideran que el cine es un modo de expresión tan nuevo
que, necesariamente debe ser diferente de la literatura, con expresividad
distinta, lenguaje diferente, que aporta nueva terminología y enfoque al arte.
Otros, por el contrario, cada vez menos, consideran que el cine es un producto
de la literatura, una nueva expresión de ella. En cualquier caso, cine y
literatura está íntimamente unidas y condenadas a encontrarse.
El
cine ha recibido de la literatura relatos, argumentos, formas y estilos. La
literatura, en todo el último siglo, va recibiendo del cine diferentes modos de
mirar, una concepción narrativa distinta, que acomoda en los autores
literarios, en ocasiones, su mirada y su estilo.
En ocasiones, se hace un guion -que no deja de ser una obra literaria- exclusivamente para el cine. A veces, los menos, tras la película, se han escrito la obra literaria. Hay películas que reproducen una época histórica literaria determinada, o la vida de un literato, o el relato de cómo se ha hecho una novela... El cine es rico en imaginación y cualquier idea la puede convertir -con mayor o menor fortuna en imágenes y sonido.
De alguna manera, estas dos disciplinas tienen un mismo objetivo: contar historias, y uno de sus elementos básicos ha sido el mismo: la palabra. Si recordamos, el lenguaje cinematográfico se desarrolló ante el reto de narrar con claridad una historia en un tiempo determinado, sintetizando en una hora de proyección, cientos de páginas que constituyen un guion.
A través de los años, hemos sido testigos de múltiples cintas, que basadas en grandes obras de la literatura, han evidenciado la difícil tarea de representar para la pantalla, las imágenes literarias; esto sin duda, ha resultado en aciertos y decepciones, sin embargo, resulta primordial reconocer, que si bien son dos medios distintos, esto no los hace incompatibles, sino complementarios.
En ocasiones, se hace un guion -que no deja de ser una obra literaria- exclusivamente para el cine. A veces, los menos, tras la película, se han escrito la obra literaria. Hay películas que reproducen una época histórica literaria determinada, o la vida de un literato, o el relato de cómo se ha hecho una novela... El cine es rico en imaginación y cualquier idea la puede convertir -con mayor o menor fortuna en imágenes y sonido.
De alguna manera, estas dos disciplinas tienen un mismo objetivo: contar historias, y uno de sus elementos básicos ha sido el mismo: la palabra. Si recordamos, el lenguaje cinematográfico se desarrolló ante el reto de narrar con claridad una historia en un tiempo determinado, sintetizando en una hora de proyección, cientos de páginas que constituyen un guion.
A través de los años, hemos sido testigos de múltiples cintas, que basadas en grandes obras de la literatura, han evidenciado la difícil tarea de representar para la pantalla, las imágenes literarias; esto sin duda, ha resultado en aciertos y decepciones, sin embargo, resulta primordial reconocer, que si bien son dos medios distintos, esto no los hace incompatibles, sino complementarios.
Cuando
hay una adaptación del papel a la pantalla, siempre hay quejas de los fans
lectores. Se sabe de antemano que es muy complicado dar gusto a todo el mundo
cuando una historia tan famosa (como la de Harry Potter) se convierte en
película. Sin embargo, en este caso, los fans de los libros quedaron en su mayoría
complacidos con las películas, y fue por eso el éxito de la saga
cinematográfica.
Aun
así, hay algunas diferencias que valen la pena mencionar, y ya cada quien a su
gusto, decidirá si están mejores en páginas o en escenas. Sabemos que son miles
de diferencias, pero si las pusiéramos todas haríamos un libro. Y es que todos
los que hemos leído un libro convertido en película quisiéramos que estén todos
los detalles plasmados en la pantalla grande. Pero lamentablemente no es así.
Siete libros
con ocho películas que han sido criticadas especialmente por los fans de esta
saga. La más criticada es sin duda Harry Potter y la Orden del Fénix. El libro
es de más de 800 páginas y relata como Voldemort se va alzando poco a poco en
el mundo mágico. Es un libro muy oscuro, aunque en la película se demuestre
algo de esto dos horas no eran suficientes para recrear el trama del libro.
Sinceramente,
prefiero mil veces un libro y quedarme enganchada a éste por días o semanas en
caso de ser una saga. Los últimos que leí fueron la saga de Percy Jackson y
aunque tiene dos películas que supuestamente están basadas en sus libros,
tienen pocos detalles que realmente tienen que ver con éstos. Por ejemplo, la
segunda película PJ y el Mar de los Monstruos tienen mínimos detalles similares
al libro, y se saltan tres libros para librarse del malo de la historia. Decepcionante
para una lectora.
Sin embargo,
si hay algún libro que realmente me guste (como los Juegos del Hambre) voy a
ser de las primeras personas que quisiera ver la película de Sinsajo Parte II
(el tercer libro fue dividido en dos partes para “poder abarcar mejor la trama”
[o sacarnos más dinero en el cine, cofcof]) [¿qué contradictorio, no?] y luego
comparar. Hay escenas que definitivamente quedan mejor en la película con un
montón de efectos especiales que lo hacen ver más alucinante que mi
imaginación, pero habrá otras que aparezcan de la nada y harán que me pierda en
la trama, como me sucedió con la secuela de Divergente: Insurgente. Veamos qué
sucederá el próximo año con Matagente, digo, Lealtad Parte I.
Para mí, los libros ganaron.
Daniela Pinos Benalcázar
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