¿Periodismo de información o de
espectáculo?
En
la televisión es posible encontrar de todo, literal, el entretenimiento que
produce a la sociedad muchas veces atenta contra todo lo que sabemos de
periodismo, es curioso cómo se mezcla el mero espectáculo con el informar. Sin
embargo el objetivo es atraer público, de todas las edades, que consuma
contenido que se pague con publicidad, enganchar a la gente con temas
atractivos e interesantes es vital para que así puedan ser transmitidos anuncios
de caramelos de diez sabores o detergentes que prometen no arrugar las prendas.
Los
noticieros actualmente en Latino América han procurado estar en contacto con
los ciudadanos, llegar a destapar ciertos conflictos sociales que muchas veces
pasan desapercibidos como robos, tráfico de drogas, problemas familiares,
maltrato animal, etc. Algunos medios han intentado solucionar problemas
comunitarios mediante reportajes que muchas veces llegan al morbo y a la falta
de ética.
El
Gremio de Transportistas de Callao lo conforman centenares de conductores de
busetas que cubren distintas rutas en Callao, una ciudad ubicada en las costas
del Perú, y son normalmente el medio de transporte preferido de muchos
ciudadanos en el sector.
Ayer, en eso de las 6 de la mañana, el grupo de Transportistas de Callao realizaba una protesta en contra de la Municipalidad de Lima, debido a que las autoridades habían enviado una solicitud al colectivo ordenando anular 160 rutas que conectaban Callao y Lima. Es decir los transportistas peruanos ya no podían cubrir esas direcciones porque se iba a dar paso al funcionamiento de un eje vial. Muchos de ellos verán mermados significativamente sus ingresos al ver que buses de color plomo sean la prioridad de muchos pasajeros, aparentemente ese es el temor.
Varios
medios se encontraban en el lugar al parecer.
El
medio de comunicación peruano Latina en su noticiero matutino transmitía en
vivo una nota de lo que estaba ocurriendo durante las protestas en Callao, su reportera
era una chica a la que los conductores del noticiero llamaban Vanesa, también
nombraron al camarógrafo, un tipo llamado Jorge C. La escena empieza con la
reportera anunciando un supuesto robo
efectuado por un individuo delgado con camisa azul clara, la
comunicadora asegura ante las cámaras que aquel sujeto había intentado sustraer
el celular de un joven aprovechando la gran cantidad de gente que se había aglomerado
en la entrada de una de las pocas busetas que estaban en funcionamiento en el
lugar.
Vanesa
logra su objetivo y autoridades de tránsito se acercan a indagar lo sucedido,
mientras los agentes que contralan el tráfico están recabando datos de los dos
involucrados, dueño del celular y el supuesto delincuente, la reportera se
acerca por la derecha del implicado en el robo y le pregunta: ¿Usted trabaja?,
él le responde con mucha seriedad: Sí ¡
Luego
la comunicadora empieza a preguntarle acerca de los motivos que le llevaron a
sustraer el teléfono inteligente del joven, el hombre fastidiado dice: Señorita,
ya ¡ Intentando en balde que las cámaras se alejen de él. Vanesa sigue con su
bombardeo de preguntas, hasta que dice: ¿Por qué no preguntaste cómo yo lo hice?,
quedando como ejemplo social mediante televisión en vivo. Anteriormente el
sujeto había dejado caer el objeto que aparentemente acababa de robar, la chica
lo había levantado y comenzado una persecución hacia el autor de los hechos.
El momento
se torna dramático, la persecución, la llegada de los agentes de tránsito a
controlar la situación, el interrogatorio al que se vio sometido el sujeto
implicado en el delito por parte de las autoridades de seguridad presentes y la
reportera. Al final el supuesto ladrón es llevado en una patrulla de la policía
hacia la estación más cercana para “las investigaciones necesarias”, según uno de los agentes de tránsito presentes.
Buscar
la noticia que sea llamativa y de coyuntura debe ser la prioridad del
periodista, según lo que aprendemos en las aulas de clase universitarias, pero
lamentablemente el sensacionalismo o el amarillismo están presentas día a día
en decenas de programas televisivos que buscan ganar audiencia a costa del espectáculo.
Aquel
reporte de la protesta en Callao se convirtió en una noticia de relevancia mundial
por lo particular del hecho, muy pocas veces se logra en vivo identificar un
ladrón, perseguirlo y hacer que lo capturen. El beneficio social es enorme pero
a costa de exponer a una persona públicamente como delincuente sin antes haberle
seguido un juicio, a más de exponer su identidad ante cámaras se lo trata como
enemigo social, cosa que no debería ser así, por lo menos en teoría.
La
comunicadora se da el tiempo de dar la placa del vehículo en el que el supuesto
ladrón pretendía abandonar la escena, hasta que llegaron los agentes de
tránsito y le dañaron el plan. El reportaje en vivo se complementa con una
grabación que el camarógrafo había hecho al identificar al sospechoso, lo había
seguido para ver su actuar. En el video se ve que el involucrado se acerca a un
joven, jamás se registra en video el momento exacto de la sustracción, luego de
estar unos cuantos segundos pegado al joven, el hombre delgado de camisa azul y
una bolsa negra en su hombro izquierdo se aleja lentamente del lugar. Era la
palabra del camarógrafo contra la del hombre de camisa azul identificado como
José Luis.L.C, las autoridades sin pensarlo dijeron ante las cámaras el nombre
del individuo y hasta su edad.
Quizá
el hecho de buscar una primicia lleve a muchos a pasarse del límite al que
puede llegar un comunicador social, puede que haya existido el acto delictivo
pero la manera como se manejó la situación deja mucho que desear. No se puede exponer
a una persona de esa manera y menos considerarla delincuente sin haber existido
un proceso legal previo.
Es
necesario cambiar ciertos hábitos que hacen que el periodismo actual sea
considerado entretenimiento para muchos e información para muy pocos.
Situaciones como las del video analizado hacen que nos preguntemos: ¿Periodismo
de información, o de espectáculo?
Por: Christian Arpi
Fuentes: RT , Latina.pe , elcomercio.pe ,
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